Hacía tiempo que no me daba por escribir poesía y creo que nunca he escrito algo que no sea referente al amor, en este ámbito claro está, pero cuando uno está en contacto con la naturaleza muchas cosas suceden en tu cuerpo.
Sobre la marcha anda
quien camino abre,
entre bosques y selvas,
entre ríos y mares.
Espíritu que vuela
hacia un horizonte infinito,
alma que perfora
desde el agua hasta el granito.
Su pie a la roca se acopla
mientras su mano con el árbol yace,
su alma la montaña cruza
su cuerpo en el bosque renace.
A veces me pregunto si no estamos yendo en contra de nosotros mismos al estar viviendo en ciudades tan poco naturales. Las escapadas al bosque, a la montaña o inclusive a un llano enorme, reviven y revitalizan el cuerpo de una manera tan diferente, tan especial, que a veces una sola dosis de naturaleza puede revivirte por completo.
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